Estrés tóxico: qué es y cómo afecta a los niños

El estrés es un estado de cansancio mental provocado por la exigencia de un rendimiento muy superior al normal; suele provocar diversos trastornos físicos y mentales.

Tras varios estudios se ha descubierto que hay tres tipos distintos de respuesta ante el estrés: positiva, tolerante y tóxica, según el efecto que ese tiene este sobre nuestro cuerpo. Algunas de ellas, si se dan repetidas veces durante la infancia puede tener repercusión para toda la vida.

¿Cuándo se convierte en tóxico el estrés?

El estrés es tóxico cuando una persona experimenta una adversidad fuerte, repetitiva y prolongada, como puede ser la adicción a las drogas, problemas mentales, abuso físico ...

Un padre con una profunda depresión no puede cuidar de su bebé o unos padres alcohólicos o adictos a las drogas pueden provocar que sus hijos entren en un estado permanente de estrés tóxico, que puede causar repercusiones de por vida aunque quizás no se manifieste hasta la edad adulta, según los expertos.

Los estudios revelan que cuanto más adversas sean las experiencias en la infancia, mayor es la probabilidad de tener retrasos en el desarrollo y problemas de salud más tarde.

Cuando baja la alarma pasado un cierto tiempo, o en el caso de un niño después de que un adulto le consuele, la respuesta ante el estrés se atenúa y el cuerpo vuelve a su estado natural. Pero si ese consuelo no llega, esa respuesta se mantiene constantemente activa, incluso cuando ya no existe un peligro aparente.

Este tipo de estrés puede sobresaturar el cerebro del niño e interrumpir el desarrollo de su arquitectura, creando menos conexiones neuronales de lo normal.

Según un estudio de Hillary Franke, pediatra del Center for Integrative Medicine de la Universidad de Arizona, el estrés tóxico resulta en una desregulación del sistema inmunológico que aumenta el riesgo y la frecuencia de las infecciones en los niños.

Los estudios realizados hasta la fecha muestran que establecer una relación de apoyo estable con adultos involucrados en el bienestar del niño a una edad tan temprana como sea posible puede prevenir o revertir los efectos dañinos del estrés tóxico.